Powered By Blogger

viernes, 14 de octubre de 2011

El Noble Octuple Sendero


A menudo Buda ha sido comparado a un médico. 
En efecto, articuló sus Enseñanzas en la cuádruple fórmula de las cuatro Nobles Verdades, que corresponden muy exactamente a las fases de diagnóstico y cura de una enfermedad. Así tenemos, primero, el diagnóstico: la verdad del sufrimiento inherente en toda existencia condicionada; luego, la identificación de la causa o causas de la enfermedad: la verdad del origen del sufrimiento; en tercer lugar, la curación deseada: la verdad de la cesación del sufrimiento; y, finalmente, el tratamiento a seguir para conseguir dicha curación: la verdad del camino que conduce a la cesación del sufrimientoEl tratamiento, naturalmente, depende de la naturaleza de la enfermedad y de sus causas. El término "sufrimiento" hay que comprenderlo en su sentido más amplio, con referencia no sólo a dolor físico o mental, sino también a todos los aspectos de insatisfacción y desasosiego que pare­cen inseparables de la vida del hombre sin iluminar. Su causa u origen es el deseo y el consiguiente apego. Deseo de conseguir o conservar lo que nos parece atractivo y -el reverso de la medalla -la aversión, o sea el deseo de libramos de todo lo que nos parece desagradable.

El Origen del sufrimiento

El karma individual no es algo estáti­co e inmodificable como el "destino" sino algo dinámico que siempre se puede transformar (mejorándolo o empeorándolo) mediante nuestras pro­pias acciones y decisiones realizadas y tomadas en el presente.
Las propias acciones voluntarias expresadas a través del pensamiento, la palabra y el cuerpo son las principales responsables de nuestra situación en el mundo y del mayor grado de sufrimiento o felicidad que se experimenta en la vida. Cada uno con sus acciones crea su propio karma, su propia personalidad y sus propios patrones de conducta y pensamiento, o sea lo que según la ter­minología de Buda se denomina "composiciones mentales" o sankhara.
Esas composiciones mentales adquiridas por la realización de acciones tanto en el pasado como en el presente, condicionan las acciones realizadas en el futuro y con ellas los futuros patrones de conducta y pensamiento, o sea las nuevas composiciones mentales.
Según la explicación tradicional del Surgir Dependiente, esta interacción entre la ignorancia y las composiciones mentales, entre la manera de ver la realidad y los patrones de conducta y pensamiento, no sólo acontece en el presente sino también en las vidas pasadas y futuras hasta el logro de la liberación.

 Las composiciones mentales heredadas de otras vidas anteriores (y también las adquiridas en la vida presente por medio de las propias acciones vo­luntarias), condicionan en el nivel y tipo de conciencia de un individuo, el organismo psicofísco, las seis bases de los sentidos y el contacto cognosci­tivo que se tiene con el mundo.
El contacto cognoscitivo con el mundo genera sensaciones y éstas pro­ducen diferentes respuestas emocionales condicionadas por las composicio­nes mentales previas que, a su vez, generan nuevas composiciones mentales y nuevas acciones y reacciones emocionales futuras.

Si las sensaciones producen una respuesta emocional agradable, surge la composición mental llamada deseo y los distintos factores mentales perjudi­ciales asociados: la avaricia, la pasión, la codicia, etc. Si, por el contrario, las sensaciones producen una respuesta emocional desagradable, el deseo aparece acompañado de factores mentales contra­puestos pero igualmente perjudiciales como por ejemplo el odio, la malicia, la aversión, etc.
En ambos casos, las distintas expresiones del deseo, principalmente la avaricia cuando se trata de sensaciones agradables y el odio cuando son desa­gradables, condicionan el surgimiento del apego.
El apego puede ser de cuatro clases: apego a los placeres de los sentidos, a las opiniones, a las reglas y ceremonias, a las doctrinas sobre el yo.

 Con el apego se reaviva el deseo y entre ambos (deseo y apego), refuer­zan todo el proceso anterior: aumentan la ignorancia, las composiciones mentales, predomina el tipo de conciencia basada en los factores mentales que acompañan al deseo y a la ignorancia, se sigue desarrollando el organismo psicofísico con sus respectivas bases de los sentidos, contactos y sen­saciones, y de nuevo más deseo, más apego y así sucesivamente. Dicho otro modo, el deseo y el apego condicionan el surgimiento de más devenir en el ciclo de existencias, de más nacer, envejecer, morir, pena, lamento, dolor, aflicción, tribulación y, en definitiva, de más sufrimiento.

Decir que la ignorancia es la causa última del sufrimiento no significa tan­to que sea la primera de una serie de causas sucesivas, como que es la causa más importante de entre una pluralidad de causas que actúan conjuntamente.
No es que primero actúe la ignorancia aisladamente, luego las composi­ciones mentales aisladas, luego la conciencia y así hasta el deseo y el apego, sino que siempre hay varias causas del sufrimiento, o bien latentes o bien ac­tuando simultáneamente, aunque no todas con la misma intensidad. 
El sufrimiento no se origina tanto a partir de una secuencia lineal de cau­sas que se extienden a lo largo del pasado, el presente y el futuro, como de un sistema de causas interdependientes que surgen y cesan continuamente, condicionándose y retroalimentándose mutuamente en cualquier momento de la vida presente.
 De las múltiples causas del sufrimiento, además de la ignorancia, el de­seo y el apego, Buda destaca las composiciones mentales y dentro de ellas, las denominadas «tres raíces de lo perjudicial»: la avaricia, el odio y la ofuscación.
De hecho, Buda habla de las tres raíces de lo perjudicial como del origen de toda acción con efectos kármicos, y los distintos tipos de acciones voluntarias o karma no son sino otra manera de referirse genéricamente a las composiciones mentales. En otras ocasiones Buda define el Nirvana o extinción del sufrimiento como la aniquilación de la avaricia, el odio y la ofuscación. Y lo considera sinónimo del apaciguamiento de todas las composiciones mentales.

Puesto que la avaricia y el odio son dos modalidades del deseo, aunque de signo contrario, y puesto que la ofuscación no es sino una forma de igno­rancia, hablar de las tres raíces de lo perjudicial es perfectamente coherente con la concepción del deseo como la causa más próxima del sufrimiento (se­gunda de las Cuatro Nobles Verdades) y de la ignorancia como la causa úl­tima de todo el proceso del sufrimiento (Surgir Dependiente). La ignorancia es la causa última del deseo, y análogamente, la ofuscación es la causa sub­yacente a la avaricia y al odio.
La avaricia, el odio y la ofuscación se manifiestan de diversos modos: la avaricia cuando se anhela algo apasionadamente, se quiere algo ansiosamente, se busca incansablemente saciar los placeres de los sentidos, se codicia o se envidia algo, etc.
El odio se manifiesta cuando se desea el mal a alguien, cuando algo nos repele, molesta, enfada e irrita, cuando obramos y hablamos para sembrar discordia o hacer daño, etc.
La ofuscación se manifiesta cuando se desconocen las Cuatro Nobles Verdades y las tres características de la existencia, se niega la ley del karma, se perciben las cosas de manera distorsionada, se tienen prejuicios infunda­dos, se mantienen fanática y dogmáticamente ideas, se justifican racional­mente doctrinas conducentes a comportamientos inmorales y al abandono de la práctica espiritual, etc.
Para liberarse del sufrimiento y detener el proceso descrito anteriormen­te, es necesario sustituir la ignorancia por la sabiduría y la visión cabal de la realidad, el deseo por el desapasionamiento y la ecuanimidad, el apego por el desapego y desasimiento, y las raíces de lo perjudicial por las raíces de lo beneficioso: la no avaricia, el no odio y la no ofuscación que, aunque se formulen negativamen­te, se corresponden con actitudes y estados mentales de carácter positivo.

jueves, 13 de octubre de 2011

La media sonrisa

            Cada día y a cada momento debemos practicar la atención mental. Esto es muy fácil de decir, pero no lo es tanto llevarlo a la práctica. Esta es la razón por la que hemos aprendido que cada persona debe dedicar un día a la semana para la práctica de la atención mental. Aunque al principio cada día debe ser nuestro día  y cada hora nuestra hora, lo cierto es que muy pocos de nosotros han alcanzado ya ese punto: tenemos la impresión de que nuestra familia, lugar de trabajo y sociedad nos roban todo nuestro tiempo. Por ello urge que cada uno de nosotros seleccionemos un día de la semana como de nuestra propiedad. Podría ser el sábado, y si es un sábado entonces ese día debe ser enteramente tuyo, un día durante el cual eres totalmente el amo. El sábado será la palanca en la que te apoyes para crear el hábito de la práctica de la atención mental. Cada persona debe tener derecho a ese día, porque si no lo hacemos así, rápidamente nos perderemos en una vida llena de acción y preocupaciones. Cualquiera que sea el día elegido, puede ser considerado como el día de la atención mental.
            Si quieres fijar un día para la atención mental, debes buscar la forma en que te recuerde el momento en que abras los ojos que ese es tu día de atención mental. Se puede colgar algo del techo de la habitación, -un papel con las palabras “atención mental” o una rama de pino- cualquier cosa que te sugiera un cuanto abras los ojos y lo veas que ese es tu día de atención mental. Hoy es tu día. Y al recordar eso debes sonreír, una sonrisa que afirme que estas en plena atención mental, una sonrisa que alimente esa perfecta atención mental.
            Mientras todavía estés en la cama, comienza a observar tu propia respiración –respiraciones lentas, largas y conscientes-. Luego levántate lentamente de tu cama (en lugar de dar un salto, como de costumbre) y alimenta la atención mental con cada movimiento. Una vez arriba, cepíllate los dientes, álbate la cara y realiza todas tus actividades matutinas de una forma tranquila y relajada, cada movimiento realizado con atención mental. Sigue tu respiración, susténtala y no dejes que tus pensamientos se dispersen. Cada movimiento debe ser hecho relajadamente; mide tus pasos con respiraciones largas y tranquilas. Mantén una media sonrisa.
            Como mínimo debes pasar media hora tomando un baño. Hazlo relajada y atentamente de modo que cuando acabes te sientas ligero y fresco. Tras esto debes hacer las tareas domesticas tales como lavar la ropa, limpiar las mesas, barrer el suelo de la cocina, arreglar libros en la estanterías. Cualesquiera que sean las tareas, deben ser hechas con lentitud y facilidad, con plena atención. En ningún caso deben ser realizadas para quitárselas de encima. Decide hacerlas relajado, con toda tu atención puestas en ellas. Disfrútalas, se uno con ellas. Si no lo haces así, el día dedicado a la atención mental no tendrá ningún valor; el sentimiento de que estas labores son una lata desaparecerá pronto si son realizadas con atención mental. Toma el ejemplo de los Maestros Zen, no importa que tarea o movimiento hagan, todo lo realizan con lentitud y tranquilidad, sin desgano.


            Para los principiantes, lo mejor es mantenerse en silencio durante todo el día. Eso no quiere decir que en el día de la atención mental, no puedas hablar nada en absoluto; puedes hablar y puedes incluso cantar, pero tanto si hablas como si cantas hazlo con plena conciencia de lo que estas diciendo o cantando, y procura hacerlo lo menos posible. Naturalmente que es posible cantar y practicar la atención mental al mismo tiempo, siempre que sea consciente de hecho de que se esta cantando y enterándose de lo que se canta. Pero hay que comprender que es mucho mas fácil perder la atención mental mientras se habla o se canta si la intensidad de la meditación es todavía débil.
            A mediodía, prepárate la comida. Guisa y lava los platos con atención mental. Por la mañana, después de haber limpiado y ordenado la casa, y por la tarde, tras haber trabajado en el jardín o haber contemplado las nubes o recogido flores, prepárate un poco de te para tomártelo sentado y con atención mental. Tomate tiempo para hacerlo. No bebes tu te como el que traga una taza de café en una pausa del trabajo. Tomate tu te con lentitud y reverencia, como si fuera el eje alrededor del cual gira el mundo. Lenta, tranquilamente, sin correr hacia el futuro. Vive el momento actual, porque solo este momento actual es vida. No te apegues a futuro, no te preocupes por las cosas que tengas que hacer. No pienses en levantarte para hacer algo o desembarazarte de ello, no pienses en la “partida”.
     
      Se una yema tranquilamente asentada en el seto.
      Se una sonrisa, una parte de la maravillosa existencia.

      Quédate aquí. No hay necesidad de partir.
      Esta tierra es tan bella como la tierra de nuestra niñez.

      Por favor, no la dañes y sigue cantando…

            Por la tarde, puedes leer un libro de Dharma y copiar algunos pasajes, escribir cartas a los amigos o hacer cualquier cosa con la que disfrutes fuera de tus deberes habituales durante la semana. Pero cualquier cosa que hagas, hazla en atención mental. Cena frugalmente, pues mas tarde, a las diez o a las once, cuando te sientes en meditación lo harás mas fácilmente con un estomago vació. Después puedes dar un lento paseo al aire fresco de la noche, siguiendo tu respiración con atención mental y midiendo la duración de tus respiraciones por tus pasos. Vuelve a tu habitación y duerme con atención mental...


           

Enseñanzas de Buda I

Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org




En cierta ocasión se le preguntó a Buda si le era posible encerrar su doctrina en un solo Sutta o versículo de cuatro líneas, contestando él del modo siguiente:

Sabbapâpassa akaranam;
Kusalassa upasampada;
Sa chittapariyo dapanam;
Etam Buddhana sasanam.”

Lo cual puede ser traducido por:

“Cesa de obrar mal;
Aprende a obrar bien;
Se limpio de corazón;
Esta es la religión de los Budas.”

Fácilmente se comprenderá que esta definición es muy clara y comprensible. Ante todo se invita al hombre a que no obre mal, en ninguno de los sentidos que encierra esta palabra; pero en modo alguno debe contentarse con esto, pues debe dar a su actividad una nueva dirección, y “aprender a obrar bien”. Luego, después de haber de este modo regulado su conducta con respecto al mundo exterior, se le incita a que sea limpio de corazón, mandamiento de un alcance tan vasto que pocos preceptos existen en la vida espiritual que no estén contenidos en él. Todo el fundamento de las enseñanzas de Buda era siempre el sentido común y la justicia. Basaba su pretensión a ser escuchado sobre el hecho de que sus enseñanzas eran claras y comprensibles, e imprimió esta circunstancia de una manera tan insistente y enérgica en el espíritu de sus discípulos, que en un Concilio Ecuménico que los monjes Budistas celebraron en Vaisâli, cuando surgió la cuestión acerca de si ciertas doctrinas habían realmente formado parte de las enseñanzas de Buda, se convino unánimemente en que “sólo aquello que no está en contradicción con la pura y sana razón, podía pertenecer a las enseñanzas de Buda”. 


Esta decisión del Concilio concuerda también con lo que el mismo Buda dijo a los habitantes del pueblo de Kâlâma cuando le preguntaron en cuáles, entre todas las diversas doctrinas del mundo, debía creer; a lo cual contestó: “No creáis en una cosa que se dice por el solo hecho de que se dice; ni en las tradiciones porque han sido transmitidas por la antigüedad; ni en los rumores como tales; ni en los escritos de los sabios sólo porque proceden de ellos; ni en ideas que quizás imaginéis que han sido inspiradas por un Deva (esto es, en una supuesta inspiración espiritual); ni en conclusiones sacadas de alguna suposición que por acaso podáis haber hecho; ni en la que puede parecer una fatalidad inevitable; ni en la simple autoridad de vuestros propios instructores o Maestros. Pero creed cuando el escrito, doctrina o máxima esté sancionada por vuestra propia conciencia. Por esto yo os he enseñado, no a creer meramente lo que habéis oído, sino a creer según los dictados de vuestra propia conciencia, así como a obrar según ella con entera y completa libertad”. Estas palabras se pueden hallar en el Kâlâma Sutta del Anguttara Nikâya.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Elevarse por encima del pensamiento

Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org


A medida que uno crece, va formándose una imagen mental de sí mismo basada en su condicionamiento personal y cultural. A este yo fantasma lo llamamos ego. El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante. El término ego tiene distinto significado según se trate de una persona u otra, pero cuando lo uso aquí me refiero al falso yo, creado por una identificación inconsciente con la mente.

Para el ego, el momento presente apenas existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro. Esta inversión total de la verdad explica por qué, en la modalidad ego, la mente es tan disfuncional. Siempre está tratando de mantener el pasado vivo, porque ¿quién serías sin él? Y se proyecta constantemente hacia el futuro para asegurarse la supervivencia y buscar en él una sensación de liberación o satisfacción. Dice: «Algún día, cuando haya ocurrido esto, lo otro o lo de más allá, estaré bien, en paz, seré feliz.»

Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado. O reduce el presente a ser un medio para un fin, un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente. Observa tu mente y comprobarás que funciona así.
El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.
Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento. En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas, pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interno involuntario, y vives en la quietud interior.
Cuando empleas la mente, y en particular cuando necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente. La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real. El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.



Libérate



Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org 

La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo.
EMPIEZA POR ESCUCHAR LA VOZ QUE HABLA DENTRO DE TU CABEZA, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.
Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.
Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.
Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.
Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

CUANDO ESCUCHAS EL PENSAMIENTO, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.
Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.

Con la práctica, la sensación de quietud y de  paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.
En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.


A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura. En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes. Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad». Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú.


EN LUGAR DE «OBSERVAR AL PENSADOR», también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.
Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.
En TU VIDA COTIDIANA puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.
Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.
O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.
O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia.
Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.


El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.
Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.

sábado, 8 de octubre de 2011

Los Deseos


Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org 

 


Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que se cree que va a dar felicidad al yo, al ego. Ese deseo es apego, porque ponemos en él la seguridad, la certeza de la felicidad.

Es el miedo el que nos hace desear agarrar con las manos la felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos observando, bien despiertos, viendo cuándo nos mueven los miedos y cuándo nuestras motivaciones son reales. Si nos aferramos a los deseos, es señal de que hay apego.
El apego habrá perdido la batalla cuando lo descubras, y ya no tendrá el poder que la inconciencia le daba. Tú mandarás sobre él.
La aprobación, el éxito, la alabanza, la valoración, son las drogas con las que nos ha hecho drogadictos la sociedad, y al no tenerlas siempre, el sufrimiento es terrible.
El día en que entres de pleno en tu realidad, el día en que ya no te resistas a ver las cosas como son, se te irán deshaciendo tus ceguedades. Puede que aún sigas teniendo deseos y apegos, pero ya no te engañarás.


La base del sufrimiento es el apego, el deseo. En cuanto deseas una cosa compulsivamente y pones todas tus ansias de felicidad en ella, te expones a la desilusión de no conseguirla.
El estar despierto y mirar sin engaños no quiere decir que desaparezca tu programación, sino que allí estará, pero la verás claramente, y al apego lo llamarás apego, y a lo que creías amor lo llamarás egoísmo.
No existe necesidad de ser popular. No existe necesidad de ser amado o aceptado. No existe necesidad de estar en posición de relevancia o de ser importante. Éstas no son necesidades humanas básicas. Son deseos que nacen del ego —el yo condicionado—, del mío. Algo profundamente incrustado en ti. Tu yo no tiene interés en estas cosas. Él ya tiene todo lo que necesita para ser feliz. Todo lo que necesitas es concientizarte de tus apegos, de las ilusiones que esas cosas son, y estarás en camino hacia la libertad.


Las cosas son lo que son. No son mías, tuyas o de él. Esto es una mera convención entre nosotros.
No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar.
Cuando un arquero dispara simplemente por deporte, aplica toda su destreza. Cuando apunta hacia un premio de oro, queda ciego, pierde la razón, ve dos blancos.
Su habilidad no cambió, pero sí el premio. Se preocupa más por vencer que por tirar. Y la necesidad de ganar lo vació de poder. La ambición quita poder.
La felicidad es tu esencia, tu estado natural y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, y sufres por miedo a perderla. Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad lo que te hace sufrir.
Lo malo es que la mayoría equipara la felicidad con conseguir el objeto de su apego, y no quiere saber que la felicidad está precisamente en la ausencia de los apegos, y en no estar sometido al poder de ninguna persona o cosa.
Si buscas ser feliz, procura no perseguir tus deseos, porque ellos no son respuesta para tu vida. Para ser feliz, abandona tus deseos o transfórmalos, entendiendo preferentemente su limitado valor. La realización de los deseos trae alivio y bienestar, no felicidad.
La raíz de todo sufrimiento es el apegarse, el apoderarse. Apegarse no es más que proyectar el ego, el mío sobre alguna cosa. Tan pronto como proyectas el yo en algo, el apego se instala.


Cuando retiramos lentamente las palabras "yo, mío, a mí" de nuestras propiedades, campos, ropas, sociedad, congregación, país, religión, de nuestro cuerpo, de nuestra personalidad, el resultado es liberación, libertad. Cuando no hay yo, las cosas son lo que son. Dejas que la vida sea vida.
Tú no tienes que impresionar a nadie, nunca más. Estás completamente cómodo con todo el mundo, no deseas nunca más nada de nadie. El no cumplimiento de tus deseos no te hace infeliz.



miércoles, 5 de octubre de 2011

La Mente, Instrumento Esencial

Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org


¿De qué disponemos para nuestro trabajo interior? ¿cuáles son los instrumentos? El instrumento esencial del trabajo interior es la Mente. Pero con la mente se nos plantea enseguida un problema curioso; porque la mente es un instrumento de trabajo, pero al mismo tiempo es el principal obstáculo para el trabajo. Veamos por qué.
Nuestra mente se ha acostumbrado a funcionar de un modo muy tenso, muy acelerado, crispado y superficial, porque -como hemos dicho- necesita estar constantemente atendiendo necesidades y exigencias del exterior, y como en estas necesidades y exigencias van involucradas cosas de valor para la persona -incluso de mucho valor-, la persona no sólo pone interés e inteligencia en la solución de sus problemas, sino que también pone miedo, ansia, y, a veces, desesperación. Esto hace que la mente ya no funcione en su capacidad puramente intelectual sino que quede envuelta por estos mecanismos afectivos que la traban. Del mismo modo que si pusiéramos unos objetos dentro de los engranajes de una maquinaria la trabarían, también todos los miedos, las impaciencias, las angustias, son verdaderos obstáculos que impiden el normal funcionamiento de nuestra maquinaria mental.
Esto sucede porque nuestra mente se ha acostumbrado a funcionar así, se ha acostumbrado a buscar continuamente, a pasar de un objeto a otro con rapidez, sin ahondar, sin sopesar las cosas con profundidad, con serenidad, y está corriendo siempre al galope, de tal manera que cuando queremos imponerle el silencio no lo conseguimos; la mente va por su propio camino y adquiere autonomía, y muchas veces nos cuesta trabajo seguirla. Por eso, la mente, que es el medio de conocimiento, el medio de toma de conciencia, como habitualmente funciona con un ritmo acelerado, superficial y distorsionado, se convierte en un obstáculo cuando queremos manejarla para ahondar en nosotros, para contactar con lo que pueda existir de positivo en nuestro interior. Y cuando la persona quiere ahondar se encuentra con que no puede; cuando quiere concentrarse se encuentra con que la mente «se le va», se le escapa. La persona no es capaz de contactar con su propio interior porque nunca se ha interesado por ello, no se ha educado en esta dirección.

Otra causa que convierte la mente en obstáculo lo constituye el que nos hemos acostumbrado a buscar soluciones a todos los problemas a través del pensamiento. Como los problemas del mundo exterior los manejamos por medio de esa capacidad de simbolización que es nuestro pensamiento y nuestro lenguaje, cuando sentimos un problema interior y queremos ahondar en él no sabemos adoptar más que esta misma herramienta y el mismo procedimiento que utilizamos para lo exterior: el simbolismo del pensamiento y el lenguaje.
Pero nuestra realidad interior no podemos descubrirla mediante el pensamiento. Nuestra realidad interior necesita de otras capacidades mentales que no son el pensamiento. Necesita de nuestra lucidez, de nuestro intelecto, pero no de nuestra capacidad de razonar, la cual es una de las capacidades elementales de nuestra mente. Pero como en la vida diaria no utilizamos más que esta capacidad, queremos utilizar esta misma capacidad para resolver problemas interiores y para ahondar en nosotros mismos. De esta manera la mente se convierte en problema, en un nuevo obstáculo, cuando tratamos de descubrir de un modo más directo qué es nuestra esencia, nuestra realidad, nuestras fuerzas vivas. Pero a pesar de esto, la mente es el medio, la mente es el camino.

domingo, 2 de octubre de 2011

Preparación de la Sala de Meditación


Información sobre Cursos de Meditación en Barcelona:
Centro Mahakaruna de Meditación
C/ Deu i Mata, 125 Barcelona
Email: info@meditacionEnBarcelona.org
Tel: 93 495 0851

Clases "Aprende a Meditar" en Gracia
Naturapia C/Francesc Giner, 17, Gracia
Todos los lunes a las 20:30
Información: 93 495 0851
http://www.meditarabcn.org





 
¿Por qué debemos limpiar la habitación y colocar correctamente las imágenes de la palabra, el cuerpo y la mente de Buda? Esto es porque en realidad, cuando hacemos la práctica, estamos invitando a los budas y bodisatvas a que entren en la habitación donde estamos practicando, para que tomen parte en nuestra práctica. Esto es similar a cuando en un país hay una visita de estado, viene un presidente, un rey o un primer ministro; el lugar por donde ha de pasar siempre se limpia, se colocan flores y banderas adecentando mucho el espacio; de lo contrario, las personas que viven allí les daría vergüenza de que viniera una persona tan importante, viera todo en un estado de suciedad. Entonces, cuando hacemos la práctica es lo mismo, como hacemos una invitación para que entren los budas y los bodisatvas, queremos que el lugar donde nosotros practicamos y donde ellos van a venir con nosotros esté limpio.


¿Cuáles son los preciosos beneficios de preparar el sitio de meditación?                 Hasta ahora, siempre que hemos limpiado el lugar donde vivimos o a nuestro propio cuerpo, siempre lo hemos hecho por diversas razones, por ejemplo, para evitar que los demás nos consideren sucios y que nos marginen por ello o para evitar enfermedades y para estar sanos. Ahora lo que tenemos que hacer es intentar transformar la acción de la limpieza en algo por el Sagrado Dharma, no porque revierta en nuestra reputación, sino en beneficio del Dharma y en beneficio de ayudar a todos los demás seres. Buda dijo que si limpiamos el lugar donde practicamos o nos limpiamos a nosotros mismos con el propósito de invitar a los budas y de practicar las enseñanzas profundas del camino gradual a la Iluminación, si lo hacemos con esta motivación y no con otra, en ello hay 5 beneficios: 1.- si limpiamos con esa motivación correcta, la propia mente llega a ser mucho más clara y feliz. 2.- la mente de los demás también se convierte en muy clara y feliz a través de esta actitud nuestra. 3.- todos los dioses y protectores del Dharma estarán contentos por ello. 4.- ello también es causa de obtener en otro renacimiento un cuerpo muy bello. 5.- también es causa de obtener un renacimiento en una tierra pura a nuestra muerte.

¿Cómo colocar las representaciones del cuerpo, la palabra y la mente de Buda? Esto se hace de la siguiente manera y en el siguiente orden: de izquierda a derecha. Sobre un altar, empezando por los libros de Dharma que son la palabra de Buda en primer lugar a la izquierda. Siguiendo hacia la derecha, si lo tenemos, una imagen de su maestro o de su guru, esto seguiría a la escritura, si no tiene imagen de su lama o de su guru entonces puede colocar una estatua del Buda mismo, que sería el cuerpo. Después una imagen o una estatua de todas las deidades. Después una imagen o estatua de una estupa, que sería la mente de Buda. Después también se pueden colocar estatuas o imágenes de bodisatvas o de protectores. Si tenemos una estatua consagrada de Buda a la que hagamos postraciones u ofrecimientos, los méritos que se acumulan a través de esas postraciones u ofrecimientos son los mismos que si hiciéramos postraciones u ofrecimientos al mismo Buda, al Buda real.